El buque zarpa del puerto de Cádiz a las seis de la mañana. A las ocho y pico, ya en alta mar, hemos tenido una prueba de incendio en la que todos los tripulantes del barco con los salvavidas que están en los camarotes, se han dirigido hacia donde decía el capitán. El fuego ficticio estaba en el laboratorio, así que tuvimos que ir a la popa (la parte de detrás del barco) y a babor (la parte izquierda mirando de popa a proa). Luego los marineros han explicado a los nuevos tripulantes el funcionamiento de las balsas de emergencia. Finalmente nos han enseñado a manejar el traje de seguridad, un traje de neopreno rojo que te cubre de pies a cabeza. Se lo ha probado Laura en la biblioteca mientras algunos tienen que salir pitando de allí, debido a los primeros mareos de la travesía.
De izquierda da a derecha: un marino, Laura, Sara, Marta, Luismi y Miguel |
Todos eligiendo el color más cercano a la muestra de la escala |
El sedimento entra en el tubo y no puede salir gracias a un mecanismo de cierre que se llama esfínter. Cuando sube el testigo de gravedad, se saca el tubo de PVC que va dentro del tubo de hierro (a modo de camisa), y se corta en secciones de un metro de longitud. Después, se lleva al laboratorio, donde recogen datos y empiezan a clasificar las muestras. Con la ayuda de una escala de colores, se anota el código que le corresponde a la muestra. Hay muchos más tonos de grises y marrones de lo que creía.
Por la mañana, uno de los motores, el principal, falló. Durante un rato se temió que la única opción fuese volver a puerto, pero finalmente se arregló.
La primera comida a bordo ha estado muy rica: de primero judías con jamón, de segundo rosada a la plancha, y de tercero pechuga de pavo. De postre un yogur de macedonia. La mayoría de los comensales eligen entre el segundo o el tercero, porque tres platos les parece demasiada comida.
Después de la comida, se hace otro testigo de gravedad a 30 m de profundidad en un lugar cercano a la zona de la desembocadura del Guadalquivir. El testigo penetró hasta la bola (parte superior del tubo de hierro), debido a que el fondo marino era muy fangoso. Luego nos dirigimos al monte Albolote, donde realizamos otro testigo de gravedad y una box corer. La montaña submarina de Albolote fue descubierta en la primera campaña INDEMARES CHICA, en junio de 2010, y fue Tomás el que sugirió el nombre, en honor a su ciudad de origen. Cuando hay una erupción de gases, los gases arrastran niveles inferiores de fango y lodo hacia la superficie.
Miguel haciendo fotos en popa |
Mañana vamos a realizar arrastres demersales en la zona de Gazul, si el tiempo, que se avecina revuelto, nos lo permite. Por eso, Juan Gil, el Jefe de campaña y el Capitán han estado revisando y examinando la zona con la ecosonda. Con la ecosonda se obtienen datos sobre la profundidad y obtenemos un perfil de cómo es el relieve del fondo marino para asegurarnos de que las redes utilizadas para realizar el arrastre no se rompan al día siguiente. Esta revisión del fondo marino siempre se realiza la tarde anterior al arrastre.
Igual que el almuerzo, la cena ha sido fantástica: crema de calabacín, pez espada con ensalada y un ali-oli suave, ternera asada bastante jugosa y una pera de postre que Luismi dice que estaba tan dura como las rocas del volcán Albolote.
No hay comentarios:
Publicar un comentario