viernes, 18 de febrero de 2011

Enrique García Raso


Enrique García Raso

Por la tarde, en el laboratorio, empiezo a preguntar cosas a Enrique. Me cuenta que nació en Madrid, y vivió ahí hasta los 7 años. Después su familia se mudó a Málaga, y ha vivido entre Málaga y Granada desde entonces. Es curioso pero no tiene acento andaluz, pues sus padres eran del norte, y nunca se le pegó el acento malagueño. Es tranquilo, aún no le he visto alzar la voz ni alterarse, es risueño y cuando habla, los que están al rededor suelen desviar su atención de lo que están haciendo, para escuchar la anécdota, historia o cualquier trocito de conocimiento que  haya decidido compartir. En un principio quería ser paleontólogo, pero no existía en Málaga así que empezó biología, carrera que terminó en Granada con especialidad en zoología. Le gustaría haberse especializado en peces, pero no había ningún equipo en Granada, mientras que el equipó de crustáceos era  relativamente amplio, así que se especializó en artrópodos y crustáceos. Ahora, y desde hace muchos años, es profesor de la Universidad de Málaga (UMA) catedrático y director del departamento  de zoología.  Escribió la tesis en Málaga, sobre decápodos, de los que dice que hay que saber que tienen 10 patas locomotoras y que están muy buenos cocidos y a la plancha.  Laura, Curro, Marta, Laura, Tere y Caleli escuchan atentamente su historia, y sospecho que Gerardo, a pesar de tener que mirar a la pantalla, también está disfrutando de la conversación. Enrique ha dado clase de artrópodos, de zoología marina (la parte de vertebrados y artrópodos), de parasitología y de entomología (insectos). Nos cuenta que con el nuevo plan de estudios, derivado del famoso tratado de Bolonia, sólo habrá una asignatura de zoología, y que no sabe exactamente qué partes va a impartir.

Durante la campaña, Enrique ayuda mucho en la identificación de las muestras, nos cuenta que él suele muestrear menos profundo, cerca de la orilla. También le gusta la fotografía y hace tanto fotos artísticas como fotos más científicas de las muestras. Él ha trabajado mucho en laboratorios, por lo que en muchas ocasiones, ha visto especies sólo allí y no en su hábitat natural. Quizás por eso no se fija tanto en el color, ya que la mayor parte de las muestras que se manejan en los laboratorios son blancas, debido a la decoloración que causa el formol. Observa las características de la especie como las patas o la forma. Otros científicos, más acostumbrados a ver las muestras recién sacadas del mar, se guían más por el color a la hora de identificar. Enrique trilla el material y al finalizar la primera parte de la campaña, se llevará a la UMA las muestras para su estudio posterior. Ha realizado campañas en el Atlántico Africano y en el Caribeño y en la Antártida, aunque allí no haya cangrejos. Dice que allí no es todo blanco, sino azul y verdoso. Su hobby es viajar. En este momento, se abre un intenso debate sobre educación y ciencia en el laboratorio húmedo.

Enrique sigue la actividad geológica habitual de todas las tardes, mientras cuenta que ésta no está dando resultados especialmente fructíferos hoy, pero se mantiene optimista para el resto de la campaña.

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