martes, 22 de febrero de 2011

Vivo en un mundo...

Parece mucho tiempo el que llevo en el mar. Vivo en un mundo con muy poca gente, que no tiene escapatoria, en el que no puedes irte sin más, no puedes quedar a tomar algo y airearte. A veces, a algunos, esto les resulta agobiante. Trabajamos y nos reunimos por la noche en el mismo cubículo, el laboratorio.
Vivo en un mundo en el que el ron es siempre Havana añejo, 7 años, y la cerveza es o del Mercadona o Estrella Galicia. Siempre me sirven la comida y nunca tengo que cocinar. Siempre hay algo preparado, y me guste o no acabo comiendo algo, porque hay que ser agradecido, y no siempre se tiene tres platos calientes delante. Dos veces al día. 

Vivo en un mundo en el que es normal sacar trozos del fondo del mar sin alterar, para después analizarlos. Vivo en un mundo en el que es muy interesante encontrarse una caracola endémica o un gusano que indique actividad bacteriana, pues querría decir que en la zona que estamos invetigando, hay chimeneas y emisiones de gas. Es mi mundo, no hay tierra, sino arena, o arcilla. Y no hay barro ni hay lodo, sino fango. Mucho fango. El fango guarda cosas, y el entusiasmo por descubrirlas, identificarlas y guardarlas para su análisis posterior, es contagioso. Vivo en un mundo en el que se habla de las zonas submarinas de más de 1000 metros de profundidad como si fuese un destino normal y corriente. En mi mundo el tamaño importa, y la profundidad también. No hay bichos, hay fauna. No hay izquierda ni derecha, lo que se agradece, hay babor y estribor. No se gira, se vira, no se baja se arria.

A mi mundo no llegan las noticias pero sí los prejuicios. De esos no nos libramos en 10 días. En mi mundo el Madrid ha empatado con el Lyon.

1 comentario:

  1. Qué bonito Blanca, me encantó leer tu artículo!
    Me alegro que estés disfrutando del tiempo en el barco. Te deseo lo mejor.
    Besitos

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