jueves, 3 de marzo de 2011

El Puente


El puente es un sitio agradable y luminoso. El jefe de campaña, los oficiales y el capitán supervisan todas las operaciones, a través de las cristaleras. Observan los radares. En la zona del Hespérides hay muchos más barcos que en las chimeneas que estudiamos en la segunda parte de la campaña, puesto que es una zona más cercana al estrecho de Gibraltar donde hay más flujo mercantil y pesquero. 


Hoy divisan un gran barco mercantil chino. Es muy grande, debe tener más de 6 pisos por encima del agua, otros tantos por debajo y dice José Luís, el primer oficial, que debe llevar muchos contenedores. En la pantalla del ordenador pueden ver todos los detalles del barco, así que aparte de las grandes letras “CHINA SHIPPING” sabemos que va a Hong Kong. 


Nuestro capitán
Además del primer oficial, hay tres turnos: en uno están Ramón, el timonel, y Roberto, un marinero, en otro están el segundo oficial, Guillermo Rodal, el timonel Juan López Senlie y el marinero Manuel Mayo Tajes y en el otro turno está el tercer oficial, Máximino Cordeiro Moledo, el timonel José Tarrio y el marinero Francisco Nogueira Rua, alias Patxi o Paco. Durante el día, se unen a la tripulación de puente, el capitán, Manuel Riobó Soage, el  jefe de campaña Luis Miguel Fernández Salas y el radio. 


El radio es una figura que está desapareciendo poco a poco de los buques. En el Cornide de Saavedra tenemos uno, es alto y tiene el pelo blanco. Es un hombre apático y solitario, y si alguna vez habla es cuando se encuentra a solas con su interlocutor. Prefiere que no ponga su nombre en el diario de campaña, ni su fotografía, lo que lo convierte en un personaje aún más misterioso. Su misión consiste en llevar a cabo el mantenimiento de los equipos de navegación del barco, y de todos los servicios de comunicaciones así como de todo lo relacionado con la seguridad. Por ejemplo, también se encarga del botiquín. Dice que el barco está equipado con los más modernos adelantos de las comunicaciones, y que si estamos incomunicados con el mundo exterior es por razones meramente administrativas, porque estamos en crisis y hay que ahorrar. El radio se sienta a la entrada del puente, desde donde se queja del “zoológico” de virus que hay en el sistema operativo del barco. Es de mirada fija y profunda, de rasgos marcados y cuenta sus aventuras en grandes buques pesqueros en los que vivía en condiciones infrahumanas, viajes en los que conoció a marinos de todas las partes del mundo. Entonces para de hablar y vuelve a mirar al horizonte. 


En el diario de bitácora, van apuntando todas las actividades y operaciones realizadas por el barco. Guillermo, el segundo oficial, los está pasando a limpio, al Cuaderno de Navegación, que es obligatorio en todos los buques, pues las autoridades de marina lo exigen. Después transcribe la información por segunda vez, esta vez al ordenador, para crear un informe que se envía al IEO con todos los datos de la actividad del barco, así como de cualquier anomalía.


Además del Cuaderno de Navegación, también es obligatorio que todos los miembros de la tripulación tengan una libreta de navegación, en la que consta el nombre y el sellado de la capitanía marítima, legalizando el embarque. También es obligatorio llevar el rol del barco: un documento en le que constan todas las características del barco, todos los certificados de la radio marítima y los embarques y desembarques de la tripulación.


De izquierda a derecha: jefe de campaña,
segundo oficial y capitán
Cuando hay una operación o una actividad científica, el capitán y el jefe de campaña salen del puente y bajan a la cubierta. Entre un sitio y otro del barco se comunican por teléfono (hay una línea interna) o por walkie talkie, así evitan algún viaje de arriba abajo. A veces el capitán da las órdenes por un altavoz que se oye en cubierta. Sea como fuere, tanto el capitán como el jefe de campaña parecen seres omnipresentes en el barco.




El puente es un sitio agradable y luminoso. El jefe de campaña, los oficiales y el capitán supervisan todas las operaciones, a través de las cristaleras. Observan los radares, y en la zona del Hespérides hay muchos más barcos que en las chimeneas que estudiamos en la segunda parte de la campaña, puesto que es una zona más cercana al estrecho de Gibraltar, donde hay más flujo mercantil y pesquero. Hoy divisan un gran barco mercantil chino, es muy grande, debe tener más de 6 pisos por encima del agua, otros tantos por debajo, y dice Jose Luís, el primer oficial que debe llevar muchos contenedores. En la pantalla del ordenador pueden ver todos los detalles del barco, así que aparte de las grandes letras “CHINA SHIPPING” sabemos que va a Hong Kong. Además del primer oficial, en el turno de 4 a 9 están Ramón, el timonel, y Roberto, un marinero. De 12 a 4 están el segundo oficial, Guillermo Rodal, el timonel juan López Senlie y el marinero Manuel Mayo Tajes. Por último, en el turno de 8 a 12 está el tercer oficial, Máximino Cordeiro Moledo, el timonel José Tarrio y el marinero Francisco Nogueira Rua, alias Patxi o Paco. Durante el día, se unen a la tripulación de puente: el capitán, Manuel Riobó Soage, el  jefe de campaña Luis Miguel Fernández Salas y el radio. 


El radio es una figura que está desapareciendo poco a poco de los buques. En el Cornide de Saavedra tenemos uno, es alto y tiene el pelo blanco. Es un hombre apático y solitario, y si alguna vez habla es cuando se encuentra a solas con su interlocutor. Prefiere que no ponga su nombre en el diario de campaña, ni su fotografía, lo que lo convierte en un personaje aún más misterioso. Su misión consiste en llevar a cabo el mantenimiento de los equipos de navegación del barco, y de todos los servicios de comunicaciones así como de todo lo relacionado con la seguridad. Por ejemplo, también se encarga del botiquín. Dice que el barco está equipado con los más modernos adelantos de las comunicaciones, y que si estamos incomunicados con el mundo exterior es por razones meramente administrativas, porque estamos en crisis y hay que ahorrar. El radio se sienta a la entrada del puente, desde donde se queja del “zoológico” de virus que hay en el sistema operativo del barco. Es de mirada fija y profunda, de rasgos marcados y cuenta sus aventuras en grandes buques pesqueros en los que vivía en condiciones infrahumanas, viajes en los que conoció a marinos de todas las partes del mundo. Entonces para de hablar y vuelve a mirar al horizonte. 
El segundo oficial, Guillermo, pasando a limpio
el diario de bitácora, obligatorio en todos los buques. 



En el diario de bitácora, van apuntando todas las actividades y operaciones realizadas por el barco. Guillermo, el segundo oficial, los está pasando a limpio, al Cuaderno de Navegación, que es obligatorio en todos los buques, pues las autoridades de marina lo exigen. Después transcribe la información por segunda vez, esta vez al ordenador, para crear un informe que se envía al IEO con todos los datos de la actividad del barco, así como de cualquier anomalía.

Además del cuaderno de obligación, también es obligatorio que todos los miembros de la tripulación tenga una libreta de navegación, en la que consta el nombre y el sellado de la capitanía marítima, legalizando el embarque. También es obligatorio llevar el rol del barco, un documento en le que constan todas las características del barco, todos los certificados de la radio marítima y los embarques y desembarques de la tripulación.

Cuando hay una operación o una actividad científica, el capitán y el jefe de campaña salen del puente y bajan a la cubierta. Entre un sitio y otro del barco se comunican por teléfono (hay una línea interna) o por walkie talkie, así evitan algún viaje de arriba abajo. A veces el capitán da las órdenes por un altavoz que se oye en cubierta. Sea como fuere, tanto el capitán como el jefe de campaña parecen seres omnipresentes en el barco.

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